Recuerdo cuando iba a la residencia de ancianos a ver a mi abuela. Ella tenía allí una amiga que se sentaba en el sofá y miraba la tele durante todo el día. Cuando mi abuela nos la presentó, ella nos preguntó por nuestros nombres y se puso a hablar de manera animada sobre la vida que llevaban todos allí, y se lamentó por la poca frecuencia con la que le visitaba su familia, sólo una vez al mes. En algún silencio de la conversación, ella volvía a mirar la tele...