Probablemente no me creerás cuando te lo diga, y pensarás que te estoy tomando el pelo, pero creo que deberías saber algo: estás ciego. Aunque pienses que tienes una vista perfecta, con la cual estás leyendo este texto, en realidad se producen pequeños instantes de ceguera, de líneas borrosas y confusas que tu cerebro elimina antes de que seas consciente de ello. Realmente lo que vemos es un montón de pequeños instantes, cortados y pegados para crear la ilusión de que podemos ver de manera continua, y de que nada se escapa a nuestra visión.

Pero ni siquiera este montaje visual improvisado es perfecto. Si nos fijamos en pequeños detalles, comprobaremos que nuestra visión está llena de errores, y que las zonas de corte y empalme tienen fallos, pequeñas paradas en el tiempo como las que veríamos en una cinta de vídeo vieja.

Ya te dije que no me creerías… Tendré que demostrártelo.

Concéntrate en el movimiento de tus ojos mientras leen este texto. Tus pupilas recorren cada una de las palabras cuando de repente…

¡Un cambio de línea!

Reflexiona un segundo, ¿realmente ves algo cuando tus ojos están cambiando de línea? En un conocido estudio de 1953, se les pidió a un grupo de voluntarios que leyeran un texto en un monitor mientras el movimiento de sus pupilas era vigilado por una cámara. Cuando cambiaban de línea, los investigadores cambiaban la página entera excepto la línea que les tocaba leer a continuación. Ninguno de los voluntarios notaba el cambio, aseguraban que el texto era normal y nunca había sido cambiado. Se sentían confundidos al retroceder a la línea anterior y ver un texto diferente al que habían leído.

Con un movimiento más amplio lo notarás mejor. Mira rápido a tu derecha sin mover la cabeza. ¿Notas cómo existe ese pequeño instante de tiempo en el que no ves nada? A ese cambio rápido se le llama movimiento sacádico o simplemente sacada. Duran muy poco (entre 20 y 200 milisegundos) y si sumáramos todas estas sacadas, veríamos que estamos ciegos aproximadamente una hora al día. Es un mecanismo de ahorro visual: a nuestro cerebro le resulta más sencillo interpretar la información visual si nuestra vista está fija o se mueve lentamente, así que durante los movimientos sacádicos prefiere ignorar la información a cambio de permitir una mayor velocidad en el movimiento de los ojos.

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Ejemplo de un movimiento sacádico

Esta ceguera inconsciente ha sido útil a lo largo de los siglos para los magos y los ladrones. Existen técnicas que fuerzan este tipo de movimiento ocular para alejar o atraer la atención a puntos concretos. Forzar una sacada amplia en un espectador permite ocultar un pequeño movimiento de manos en el otro lado. No sólo se aprovechan de esta falta de visión, sino de la confianza del espectador, que ignora la presencia de estas sacadas y de la trampa oculta detrás. Y es que debemos comprender que pasear nuestra mirada por algo no implica necesariamente verlo.

Pero existe otro fenómeno extraño relacionado con las sacadas que da nombre a este artículo: tienen la peculiaridad de ralentizar el tiempo en tu cabeza.

Empecemos el experimento, mira esta animación.

Clip contador

Esta animación muestra un número del 0 al 9 que cambia a cada segundo. También puedes hacer el experimento con el segundero de un reloj digital. Recordemos que esta animación está preparada para que todos los números se mantengan durante un segundo exacto en pantalla.

Ahora mira a la derecha, al punto más alejado que puedas y vuelve a mirar la animación. Notarás que el siguiente número tarda más tiempo en aparecer. No es que la animación tenga un error, es que el tiempo se ha detenido en tu cabeza. (Si justo tu mirada se posa en un cambio de número no se producirá el efecto, puedes repetir otra vez hasta que salga, sólo necesitas mirar un punto alejado y concentrarte en la animación después).

Este curioso fenómeno se llama cronoéstasis y es un efecto colateral de las sacadas. El fenómeno empezó a ser estudiado por los neurocientíficos en 2001 y aún no se tiene muy claro el mecanismo, pero sabemos que está relacionado con las sacadas porque si movemos los ojos lentamente o desplazamos el reloj delante de nuestra vista sin mover los ojos, el fenómeno no se produce. Además, cuanto más larga sea la sacada más tiempo dura ese segundo adicional. Se ha calculado que con una sacada suficientemente amplia podemos extender un segundo real hasta medio segundo adicional con la técnica.

Aunque todavía no hay una explicación definitiva sobre la causa de este fenómeno, algunos científicos piensan que al terminar la sacada nuestro sistema visual necesita mayor información para saber si ha llegado a su destino, procesando más imágenes por segundo durante unos instantes y provocando la sensación de que el tiempo pasa a cámara lenta. Cuando se produce cualquier movimiento dentro de nuestro campo visual, nuestro cerebro se centra en los nuevos movimientos y la ilusión se rompe (como sucede en los siguientes números que aparecen en la animación). Probablemente por ese motivo esta pequeña parada temporal permanece desapercibida en el día a día.

El fenómeno del cronoéstasis se considera una posible herramienta que pueden usar los neurocientíficos visuales para estudiar cómo funciona nuestro cerebro durante el proceso de corte y empalme. Al igual que las ilusiones ópticas, estudiar este tipo de errores accidentales que realiza el sistema visual aporta valiosas pistas sobre el funcionamiento habitual del cerebro.

Pero más allá de la anécdota, ¿no es curioso ver cómo podemos parar el tiempo con una mirada? Tendrías que haberme creído.